El
filósofo inglés Thomas Hobbes sostiene "el humano es egoísta y malo
por naturaleza”, aseveración que ha dado lugar a enconadas discusiones entre
intelectuales, académicos y sociedad en general, pues de cierto tiene mucho, mas
no debe ser interpretada de manera que todo humano sea malo, y mucho menos serlo
en todos los aspectos de la vida.
Atendiendo
a lo anterior y por lógica, debemos entender que lo malo es la antípoda de lo
bueno. Pero, ¿Qué es bueno?, a simple vista parece una respuesta sencilla, mas
debe ser acotada, para no encontrar una idea ilusa y vaga. De manera general
debemos entender que lo bueno es todo aquello beneficioso al ente individual y
a la colectividad.
La
historia bélica de la humanidad puede remontarse a la piedra y la lanza,
pasando por la espada, armas con municiones, hasta la moda de hoy que son las
nucleares.
Surge
entonces la pregunta ¿el uso que han tenido?, se tiene muchos antecedentes
aunque la más recurrida es que han sido utilizadas para defender la soberanía
de los pueblos, muchas veces perenne y otras mas perdida.
Ahora Naciones Unidas, ha convocado a los
representantes de los países miembros de este organismo internacional, con el
fin de firmar un acuerdo para comercio de armas, iniciativa que se aplaude
desde todos los ángulos, pues sea el uso que se le quiera dar a un arma, invariablemente
alguien saldrá dañado. Si se usa armas en defensa de soberanía la sociedad verá
alterada su forma de vida, del mismo modo si se utiliza para amagar a la
colectividad en conflictos internos como los que se viven en diferentes partes
del orbe. Ni decir que alguien malintencionado que quiera sacar ventaja con el
uso de estos instrumentos.
Hoy en plena era del conocimiento, donde todo es mundial y local al mismo tiempo,
debemos tener empatía y lograr soluciones, mediante acuerdos diplomáticos en
las relaciones país a país y como ente individual ser promotores y participes
del no uso de armas o instrumentos en general que puedan ser utilizados para
dañar a un semejante.
Dicho
lo cual, no deberíamos dudar en afirmar una aseveración contraria a la dicha en
un inicio, tendríamos como máxima “el hombre es bueno y condescendiente por
naturaleza”, pues cumplirla no nos cuesta nada y solo es COSA DE CULTURA.
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